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Metodología de entrenamiento en el futbol

Compartimos con nuestros lectores este documento, "Metodologia de entrenamiento en el futbol", presentación de Livio Contessotto en una Jornada de Capacitación dictada en Panamá en Noviembre de 2013.

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La preparación física en el fútbol infantil


Artículo realizado por el Prof. Cristian Sidotti para la revista digital ISDe Sports Magazine con teoría del entrenamiento entre los 8 y los 13 años. Que lo disfruten...


 

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Las etapas del fútbol amateur presentadas por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) son dos. La primera denominada Fútbol infantil, aquí los niños tienen entre 10 a 13 años, y una segunda etapa denominada Futbol Juvenil donde los jugadores tienen entre 13 (9na división) y 20 años (4ta división). En el presente artículo nos situaremos en la primera etapa, fútbol infantil.

Como punto de partida en la planificación es necesario realizar un diagnóstico. El mismo se basa en recoger datos de la competencia, y tras su análisis, usarlos como herramientas para confeccionar contenidos, métodos y medios de entrenamiento teniendo en cuenta la edad deportiva y biológica de los jugadores.

CRECIMIENTO Y MADURACION

Esta etapa de tres años debe ser abordada, por los profesores, desde lineamientos científicos respetando las leyes de maduración y crecimiento. Ambos son procesos importantes pero que pueden tener sus puntos máximos de desarrollo en distintos momentos de la vida.

Al momento de planificar las cargas de trabajo con niños debemos preguntarnos: ¿en qué circunstancias psico-biológica se encuentra el niño?

Responder esta pregunta será importante para poder programar el entrenamiento de los jóvenes futbolistas respetando el principio de individualización y multilateralidad del entrenamiento.

Es importante saber que el crecimiento, por sí solo, provoca cambios en el rendimiento de los jóvenes. Por ejemplo, el pico de crecimiento en talla y peso aumentan la masa libre de grasa y la masa muscular, lo que trae aparejado una elevación del consumo máximo de oxigeno relativo. Y, aquí puntualmente no estamos hablando de entrenamiento, solo de crecimiento.

Durante los procesos de crecimiento y maduración es difícil discernir si los cambios son producidos por el entrenamiento o por el crecimiento.

Mientras que los cambios fisiológicos producidos por el entrenamiento en adultos son causados por el programa de entrenamiento en sí, en el niño esos cambios podrán ser atribuidos en gran parte al proceso de crecimiento y maduración. El incremento del consumo de oxigeno máximo, el lactato muscular, la fuerza muscular, la potencia anaeróbica y la resistencia muscular son algunos de los parámetros fisiológicos que cambian como resultado del entrenamiento, del crecimiento y la maduración física.

Los valores de lactato en niños pre púberes son hasta un 55% menor en comparación con la de un adulto.

En cuanto al ATP-PC y glucógeno, los niños poseen concentraciones de ATP 20% menores a las de un adulto; mientras que las concentraciones de PC y glucógeno se encuentran 40% disminuidas.

Lo importante aquí es saber que el glucógeno es una reserva limitada y es por ello que cuando esta se agota es probable que los niños abandonen la actividad ya que este vaciamiento podría provocar desgano, cansancio continuo y desconcentración.

Es importante conocer el período madurativo en el cual se encuentran los jugadores, ya que el desarrollo puberal marca un cambio de perspectiva del entrenamiento. Según Weineck (1): “La fase pre puberal se presta sobre todo a la mejora de las capacidades coordinativas y a la ampliación del repertorio de movimientos, y en el período de pubertad, sobre todo al trabajo de las capacidades físicas. Hay que tener en cuenta, no obstante, que la coordinación (técnica) y la condición física se han de desarrollar siempre en paralelo, aun destacando uno u otro aspecto”.

Durante el último año del fútbol infantil (12 -13 años) muchas veces la edad biológica (edad de maduración) no concuerda con la edad cronológica y por ende muchos compañeros del mismo equipo tienen distintos grados madurativos. La edad biológica se encuentra relacionada con factores de desarrollo, como la altura y peso corporal.

Para conocer a los jóvenes futbolistas sería importante medirlos y pesarlos, con esos datos se podrá conocer el índice de masa corporal. Esto permitirá básicamente conocer cuál es el estado nutricional de los jóvenes.

TECNICA Y TACTICA

Jens Bangsbo (2), plantea que el fútbol profesional es un deporte intermitente, donde el futbolista además de correr realiza otras actividades como aceleraciones, cambios de direcciones, desaceleraciones, saltos, caídas y levantadas del campo. Por otro lado remarca que las pausas son pasivas e incompletas.

A este cúmulo de acciones que realiza el futbolista se adhiere la importancia del componente técnico y táctico. El pase y la recepción aparecen, junto al remate y conducción, como las técnicas más importantes del futbolista. Siempre considerándolas dentro de un contexto en situación, donde deben ser aplicadas en distintos tiempos, con distintos espacios y con una situación a resolver que, en la mayoría de las veces, implica a compañeros y oponentes.

Por otro lado, Weineck aclara que el entrenamiento infanto- juvenil debe centrarse en la formación óptima de las destrezas y técnicas deportivas - motoras y en el incremento del acervo motor. El entrenamiento de las capacidades físicas tiene lugar en paralelo a este proceso, durante la infancia estas capacidades no se maximizan sino que se optimizan.

Con lo anteriormente mencionado se hace referencia a que las actividades o ejercicios adecuados al crecimiento deben presentarse como estímulos sub máximos, y no máximos, dando lugar a un trabajo multilateral.

El profesor Carlos Borzi (3) menciona la importancia que tiene el entrenamiento de la técnica en edades infantiles. Deja claro que el período entre los 10 y los 13 años es el indicado para realizar los aprendizajes técnicos debido a que el sistema nervioso, incluyendo a los analizadores de movimiento, manifiesta un pleno desarrollo aumentando la capacidad de percibir la realidad y conducir la respuesta motora.

Aquí cabe destacar la importancia de aplicar el principio de variabilidad ofreciendo al niño diversas actividades con el objetivo de generar un incremento en su experiencia técnica motriz. Las variantes en el trabajo de la técnica se pueden llevar a cabo modificando las condiciones externas (terreno, dimensiones, pelotas), combinando destrezas (desplazamientos, habilidades, técnicas), combinando los métodos de entrenamiento (analítico, global, mixto) y variando los materiales y consignas.

Aunque el fútbol infantil debe proveer al niño una amplia gama de movimientos y experiencias, parece muy enriquecedora la práctica de los gestos técnicos en situaciones jugadas, donde el componente táctico forma parte del trabajo técnico.

Con respecto al componente táctico Weineck (1), menciona que debe trabajarse desde edades tempranas en paralelo al trabajo técnico. Los contenidos tácticos deberían orientarse a un desarrollo cognitivo, donde la comprensión del juego sea el punto clave del entrenamiento. Además deben plantearse en cada entrenamiento el conocimiento de la totalidad de las reglas. Los principales medios para alcanzar estos objetivos mediante situaciones jugadas con diversas modalidades y consignas.

Es recomendable realizar el trabajo táctico con los chicos descansados, sin una carga física previa, para favorecer la comprensión de consignas de manera eficiente.

VELOCIDAD

La velocidad se encuentra influenciada por el desarrollo biológico y crecimiento, como también está altamente influenciada por el potencial genético del jugador.

Entre los 7 y 9 años, es recomendable trabajar sobre el tiempo de reacción y la frecuencia de movimiento. Estas dos características de la velocidad se encuentran vinculadas al desarrollo del sistema nervioso (SN) y no a otros aspectos funcionales. A partir del primer año del fútbol infantil, gracias a la gran plasticidad que presenta el sistema nervioso, el entrenamiento de la velocidad se verá beneficiado. Esta plasticidad del SN implica, por un lado, una alta excitabilidad de los procesos nerviosos directores y, por otro, una baja inhibición diferenciadora. Por lo tanto en la etapa prepuberal el entrenamiento de la velocidad se encuentra en su fase sensible, mayormente para el desarrollo de:

1- Velocidad de reacción.
2- Velocidad secuencial.
3- Procesos de aprendizaje motriz para desarrollar técnicas motoras que son importantes para movimientos veloces.

En el último año de infantiles (12-13 años) se produce, en algunos jugadores (púberes), una creciente liberación de andrógenos y estrógenos lo que permite un crecimiento muscular, teniendo una repercusión directa sobre la producción absoluta de potencia que puede ser generada.

En el fútbol infantil, debemos brindarle al jugador un amplio bagaje de ejercicios. A su vez, resulta interesante trabajar los distintos aspectos de la velocidad combinándolos con movimientos específicos que realizan los jugadores en competencia como también ligarlos a factores técnicos ya que su aprendizaje se encuentra en su fase sensible.

La capacidad de reacción en el fútbol está relacionada con la capacidad de anticipación y toma de decisiones. Esto se debe a que el jugador debe responder constantemente, de manera óptima, a situaciones de juego inesperadas. Asimismo, debe reajustar constantemente sus movimientos en situaciones donde debe decidir, en el momento que está realizando una acción, como continuar la misma dependiendo del entorno. Por ejemplo cuando el jugador intenta conducir el balón (técnica), mientras debe eludir rivales (entorno) a una cierta velocidad impuesta por la situación.

Para Weinek (1) el objetivo de esta capacidad en el fútbol es el desarrollo de una velocidad de movimiento de desplazamiento máximo y su relación con su velocidad gestual.

Entendemos la importancia de generar movimientos veloces con o sin pelota, donde el jugador sea capaz de ejecutar gestos técnicos en una situación real de juego.

RESISTENCIA

Con respecto al sistema anaeróbico podemos mencionar que la actividad de la fosfofructoquinasa (enzima reguladora de la glucólisis), en niños de entre 11-13 años es entre un 30-50% menor que en adultos. Estos datos nos permiten conocer que biológicamente el niño tiene una menor capacidad glucolítica que el adulto, o sea, que está menos adaptado para esfuerzos anaeróbicos. Por lo tanto no habría necesidad de que los niños en esta etapa realicen entrenamientos específicos para el incremento de la potencia anaeróbica lactacida. Siguiendo esta línea, los trabajos intervalados de alta intensidad en edades infantiles carecen de utilidad.

Los volúmenes usados para el entrenamiento de la resistencia deben ser adecuados a las condiciones del niño. Debemos proponer actividades que no sean de grandes volúmenes con alta intensidad ya que esto podría provocar vaciamiento glucogénico.

Por otro lado, sabemos que la resistencia está ligada a factores volitivos (capacidad de esfuerzo), metabólicos aeróbicos y anaeróbicos, funcionales (hormonales, cardio vasculares y respiratorios) y coordinativos (eficiencia mecánica). La enseñanza de la técnica de la carrera es importante ya que su eficacia influirá positivamente en la búsqueda de la máxima económica de los procesos metabólicos y funcionales.

Teniendo en cuenta que errores en la técnica de carrera elevan el costo de oxigeno, es decir, aumentan las demandas energéticas debido a que se requiere de más fuerza para realizar un movimiento. Por este motivo es importante trabajar sobre la enseñanza de la mecánica de carrera a través de skiping, taloneos, punteos y zancadas. En principio trabajando sobre los dos factores que influyen en la carrera, frecuencia y amplitud de zancada, y luego inclinando la mayor parte del trabajo hacia la primera dado que es más específica para el fútbol.

Con respecto a la importancia de la resistencia aeróbica y su trabajo durante la etapa infantil Weineck (1) resalta que tanto los niños como los jóvenes están preparados, desde el punto de vista cardiopulmonar y metabólico, para entrenar bajo cargas aeróbicas.

En relación a este punto, toma un alto grado de importancia la elección de métodos, como la dosificación de la intensidad y la duración de las cargas ya que las mismas deben adaptarse a las circunstancias fisiológicas de la edad del jugador.

Este autor propone entrenar la capacidad aeróbica en la fase pre puberal a través de cargas interválicas de corta duración, utilizando el juego como principal contenido en la actividad.

Para Feigenbaum (4) el músculo esquelético del niño pre púber es más elástico, tiene poco tono y definición, pero a su vez posee una gran irrigación respecto del adulto. Este flujo sanguíneo junto a su gran densidad mitocondrial permite realizar trabajos aeróbicos fraccionados o intermitentes de gran intensidad y corta duración alternados con pausas cortas ya que su capacidad de recuperación entre esfuerzos es eficiente.

Para Cometti (5) el entrenamiento de la resistencia en futbolistas jóvenes debe centrarse en el trabajo de fibras rápidas donde los esfuerzos cortos y breves prevalezcan.

Paul D. Larovede (7) plantea algunos principios para trabajar la resistencia aeróbica en edades prepuberales. Los mismos hacen mención a conservar el carácter lúdico de la actividad, donde se utilicen un amplio repertorio de movimientos y gestos propios del deporte, utilizando circuitos técnicos combinándolos con distintos desplazamientos.

Esta propuesta parece enriquecedora desde su carácter motriz ya que engloba mayores respuestas técnicas y motoras.

Será el profesor quien deba poner de manifiesto su creatividad, enriqueciendo aún más la actividad, introduciendo movimientos tácticos en ellas.

También, parece interesante proponer trabajos intermitentes ya que el trabajo de fibras rápidas quedará evidenciado y la velocidad de carrera es mayor comparándolo con trabajos continuos o intervalados largos.

Por otro lado, los juegos reducidos, son otra variante que puede ser utilizada para el trabajo de la resistencia. Desde el punto de vista motriz es más rico que los anteriormente mencionados, en conjunto al trabajo técnico - táctico realizado. Además se pueden variar las medidas de la cancha, la cantidad de jugadores y las reglas, buscando un ajuste táctico si así lo requiere el profesor.

Si bien el entrenamiento de la potencia aeróbica puede generar aumentos de rendimiento en niños, la magnitud de este incremento es probablemente más baja que la esperada en adultos. No está claro si hay una edad o un nivel de maduración crítico para maximizar las adaptaciones al entrenamiento aeróbico en niños y adolescentes.

El trabajo de resistencia en jóvenes pre púberes debe tener como objetivo mejorar la recuperación, creando bases de resistencias y no así provocar aumentos de VO2.

El trabajo de resistencia podría tener mejores efectos sobre los niños realizando tareas intermitentes de alta intensidad y juegos reducidos. Sin embargo la temprana especialización no está recomendada en niños. Por lo tanto la combinación de varios métodos sería la mejor manera de desarrollar la resistencia en esta población.

FUERZA

Aunque los niños no disponen de niveles adecuados de andrógenos para generar adaptaciones musculares y ganancias de fuerza similares a los que podría producir un adulto, tienen una gran capacidad para mejorar sus niveles de fuerza por medio de adaptaciones neurales.

Estas se basan en el incremento de las unidades motoras, una mayor coordinación y dominio técnico de los movimientos que se relacionan con mejoras en la coordinación y sincronización muscular...

Ahora bien… ¿A qué edad comenzamos con el trabajo de fuerza?

Según la Academia Americana de Pediatría (8) es importante tener en cuenta la maduración biológica de los niños, y comenzar los trabajos cuando los chicos estén en el periodo 5 de Tanner, ya que esto asegura que hayan pasado el pico de máxima velocidad de crecimiento y que las epífisis ya se encuentran casi selladas por completo.

Resulta muy difícil para los entrenadores conocer el estadío en el cual se encuentra el joven futbolista. Una modalidad que se podría utilizar para conocer esto sería demostrarle al niño fotos con las características propias de cada una de las etapas y que él mismo pueda ubicarse dentro de alguna de ellas.

Cappa (9) menciona que la recomendación del comienzo con trabajos de fuerza en estadio 5 de Tanner está hecha para trabajos con cargas altas y sistemáticas y que no existe una edad adecuada para comenzar con trabajos de fuerza cuando los trabajos no están dirigidos a la fuerza máxima.

El comienzo del trabajo de fuerza destinado a buscar un agrandamiento de la masa muscular estaría dado por el pico de crecimiento en estatura, previo a esto el entrenamiento de la fuerza debería ser destinado a la enseñanza de las técnicas de los ejercicios.

Según Bompa (10) en el proceso de formación deportiva se debe comenzar con ejercicios de fuerza que acentúen la participación de la musculatura del tronco y no tanto la de las extremidades superiores.

Aquí cabe mencionar la importancia de comenzar a trabajar desde el primer año de infantiles con ejercicios destinados a fortalecer la zona media. Es importante tanto la calidad de ejercicio como la frecuencia con que se hacen ya que las ganancias de fuerza en niños tienen un carácter transitorio y si no se entrenan con determina frecuencia estas ganancias se pierden rápidamente.

Siguiendo con la zona central del cuerpo podemos decir que en la pelvis convergen acciones que se transmiten de tren superior a inferior y viceversa, es por esto que el control que el niño pueda ejercer sobre dicha zona es importante para asumir posteriormente cargas de trabajo.

Hacer trabajos propioceptivos sobre la zona lumbo pélvica, junto a fortalecer y flexibilizar la zona central del cuerpo permitirá desarrollar posteriormente trabajos de fuerza con mayor seguridad (11).

Según Ozolin (12), los ejercicios con pesos libres ofrecen un mayor estímulo de entrenamiento acentuando el trabajo de propiocepción, el sentido del equilibrio, la estabilidad y la coordinación.

Así Feigenbaum (13) asegura que hasta el momento no existen evidencias científicas de que los ejercicios de fuerza con niños aplicados sistemáticamente pueden causar lesiones agudas o crónicas. Las lesiones son causadas por fallos técnicos en la ejecución de los movimientos.

Como hemos visto al comienzo del artículo, el crecimiento provoca ganancias sobre el rendimiento. En el caso de la fuerza, por crecimiento se producen incrementos de la misma. Pero también el niño que entrena tiene más fuerza debido a que coordina mejor. Las capacidades neurales no pueden desarrollarse si no son estimuladas, es por ello que los trabajos de coordinación y equilibrio (estático y dinámico) tiene gran importancia en esta etapa (14).

Siguiendo las palabras de Cappa podemos señalar que el tiempo que el profesor dedica a la enseñanza de las técnicas es una inversión ya que la correcta realización de los ejercicios permite, en el futuro, trabajar con cargas altas.

En el periodo prepuberal, antes del desarrollo hormonal y muscular, se debería hacer hincapié en el trabajo de coordinación, equilibrio (estático y dinámico) y enseñanza de técnicas de levantamiento, como así saltos y lanzamientos. Es importante variar los medios de entrenamiento utilizando materiales no convencionales como medicine ball, sogas, bandas elásticas, chalecos, bolsas de arena.

Con respecto al entrenamiento pliométrico en niños, Faigenbaum plantea que es errónea la idea que para comenzar con entrenamientos pliométricos el niño debe entrar en la pubertad. Contrariamente a esto propone comenzar con este tipo de entrenamientos cuando el niño tenga la madurez emocional para aceptar y seguir directivas. Otra de las ideas, que según el autor es errónea, es que los niños presentan lesiones en las placas óseas de crecimiento si realizan entrenamiento pliométrico.

A favor de este tipo de entrenamiento, Faigenbaum propone, que las sobrecargas sean apropiadas, una progresión gradual y respetar los periodos de recuperación entre sesiones. Destacando el entrenamiento pliométrico en niños como la base para las posteriores ganancias de fuerza y potencia.

En cuanto a la dosificación y calidad de ejercicios el autor propone comenzar con 10 repeticiones de ejercicios de baja intensidad, de 2 a 3 series, permitiendo buena recuperación entre las mismas y haciéndolo con una frecuencia semanal de dos veces. Por último, menciona la importancia de combinar los ejercicios pliometricos con desplazamiento o habilidades motoras diversas.

Previo al trabajo pliométrico, es importante el fortalecimiento de ligamentos y tendones de las articulaciones comprometidas (mediante la propiocepción), a su vez, resulta interesante el trabajo de multisaltos teniendo en cuenta que el tiempo de contacto con el suelo es determinante para el desarrollo de trabajos pliométricos básicos.

¿QUE TIPOS DE EJERCICIOS UTILIZAMOS EN EL FUTBOL INFANTIL?

Con respecto a los ejercicios seleccionados para trabajar en las divisiones infantiles podemos decir que existe una clasificación que los agrupan según la cercanía que estos tengan con la actividad principal, en nuestro caso fútbol.

La clasificación marca tres tipos: los ejercicios generales, los especiales y los competitivos.

Los primeros tienen que ver con las actividades que aseguran el desarrollo funcional del deportista, teniendo como finalidad crear una amplia base para la especialización progresiva que debe seguir, buscando un acondicionamiento multilateral del deportista. Entran aquí todos los ejercicios que se extraen de otras disciplinas deportivas y no necesariamente tienen semejanza con el fútbol.

Los ejercicios especiales son aquellos que por su estructura, intensidad y duración se acercan al máximo a las actividades de competición. Este tipo de ejercicios constituyen movimientos y acciones del futbolista que se van a corresponder con su estructura coordinativa, con el carácter de la ejecución, con la cinética y la dinámica del fútbol.

Por último, los ejercicios competitivos son los que muestran el mismo desarrollo técnico, funcional y los mismos parámetros que la propia disciplina deportiva. Aquí entran los juegos reducidos y la práctica y competencia específica.

Durante la etapa de fútbol infantil debemos buscar el adecuado equilibrio en la distribución de cada tipo de ejercicios, según la edad, el interés, necesidad y experiencia de los niños futbolistas.

Lo general siempre tiene que anteceder a lo específico. Sin embargo, los ejercicios que se destinan a trabajar los contenidos generales del entrenamiento se deben seleccionar siempre con vistas a las exigencias del fútbol.

La importancia que tiene crear las bases del proceso de entrenamiento/ aprendizaje hace necesario que los ejercicios generales y especiales tengan mayor preponderancia en algunas capacidades, como por ejemplo fuerza. Los ejercicios especiales tienen una acentuada inclinación en el trabajo técnico y táctico, mientras que los ejercicios generales serán los destinados al mejoramiento o desarrollo de las capacidades condicionales.

Como vimos anteriormente para el trabajo de resistencia, se deberían variar los métodos, utilizando ejercicios generales (intervalados cortos), ejercicios especiales (intermitentes con pelota) y ejercicios competitivos (juegos reducidos).

El desarrollo de ejercicios tanto generales como especiales conllevan la más variada y diversa utilización de los recursos materiales, tanto convencionales (aros, pelotas, conos, vallas) como no convencionales (bolsas de arena, pelotas de otros deportes, bastones, gomas de autos, gomas de bicicleta, sogas, bandas elásticas, chalecos).

Aunque los métodos y medios utilizados en el entrenamiento no sean específicos y aún cuando se utilicen ejercicios que estén poco relacionadas con el fútbol, todo debe estar direccionado a la mejora de las condiciones específicas del joven futbolista. El contenido general debe ser elegido siempre y cuando mejore la capacidad de rendimiento específica.

Autor: Prof. Cristian Daniel Sidotti
e-mail: cdsidotti@hotmail.com
Fuente: ISDe Sports Magazine. Vol. 4. N°15. Diciembre 2012.


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1- Weineck, J. Entrenamiento total. Editorial Paidotribo. Año 2005. p 60.
2- Bangsbo, J. La fisiología del futbol. Instituto august Krogh. Universidad de Copenhague. Traducido y adaptado por Rubén Argemi, 1999. P 28.
3- Borzi, C. Futbol infantil. Entrenamiento programado. Editorial Estadium. Año 1999. p 107.
4- Cometti, G. La preparación física en el futbol. Editorial Paidotribo. Año 2007. p 130-141.
5- Bangsbo, J. Entrenamiento de la condición física en el futbol. Segunda edición. p 119.
6- Lalovere, J. El desarrollo de la resistencia aeróbica en poblaciones infanto- juveniles: un enfoque fisiológico-pedagógico. Se consigue en: G-SE. 25/06/2001.g-se.com/a/18.
7- Cappa, D. Entrenamiento de la potencia muscular. Versión digital por el grupo sobre entrenamiento. Año 2000. p 130.
8- Academia Americana de Pediatría. Entrenamiento de la fuerza en niños y adolescentes.
Pediatrics Volume 107. June 2001.: 1470- 14.
Se consigue en: www.femede.es/documentos/convenio-1.pdf
9- Bompa, T.O. 2003. Periodización, teoría y metodología del entrenamiento. Editorial Hispano Europea.
10- García Raposo, F. Trabajo preventivo-compensatorio del joven futbolista; Parte I. Se consigue en: www.futbol-tactico.com/es/futbol/63/futbol-base/acondicionamiento-general-trabajo-preventivo-compensatorio-del-joven-futbolista-parte-i-sin-material.html.
11- Ozolin. N. G. 1983. Sistema contemporáneo de entrenamiento deportivo. p 142.
12- Faigenbaum, Avery D. Entrenamiento pliometrico para niños: hechos y falacias.se consigue en: www.G-SE. Ref. 2012/26.
13- Naclerio, F. entrenamiento de fuerza y potencia en niños. Se consigue en: www.G-SE.18/04/2007. G-se.com/a/740.

BIBLIOGRAFIA
1-Sebastián del Rosso. Entrenamiento de la potencia anaeróbica y su velocidad. Curso a distancia de ciencias del ejercicio nivel 2. G-se. Año 2006.
2- Sebastián del Rosso. Desarrollo de las capacidades condicionales. Posgrado entrenamiento infanto juvenil. G-SE. Año 2012.
3-Veronique Billat. Fisiología y metodología del entrenamiento. Editorial Paidotribo. Año 2002.

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Por la redonda, detrás de un sueño

Este es un trabajo de Luis Manuel Rojas Ramirez y Giseth García Ospina, estudiantes de Comunicación Social de Medellín, Colombia, en el cual colaboré con mi opinión.

“La naturaleza dicta que los niños deben 

Ser niños antes de convertirse en adultos.
Si intentamos modificar este orden natural,
Alcanzaremos la edad adulta de forma
Prematura pero sin la sustancia y la fuerza”
Jean-Jacques Rousseau

22 niños atrás de la redonda, una cancha acorde con las exigencias de un hombrecito de ocho años, otros quince esperando en una banca la oportunidad de entrar en ese terreno y acariciar aquella pelota, cuatro hombres dándole indicaciones a un niño que no comprende ni la mitad de las palabras, “Pásala. Toque. Toque. Toque. Duro. Meta la pierna duro. Tranquilo, jueguen tranquilos. No me dejes pasar al número diez”. El niño a lo sumo sólo sabe que tiene que ir por el balón y patearlo, otros más ávidos, con la capacidad de gambetear se llevan las miradas de los padres que en ese momento se creen los mejores directores técnicos de fútbol y que esperan que su hijo sea aquel gambeteador para poder decir orgullosos, “ese, ese es mi hijo”.

Jugar con un balón es el juego que incluso hoy en día, más le gusta a los niños, porque corresponde a un afán de movimiento y destrezas, de despreocupación, libertad y diversión. El fútbol, en especial, representa el deporte por excelencia en el mundo, el más visto y el de mayor número de seguidores, no es extraño que sea el sueño de la gran mayoría de niños, ser un jugador de fútbol.

Al hombre, le gusta jugar. Los juegos más interesantes y variados son a la vez, exigentes respecto a las capacidades intelectuales y físicas. El deseo, lo satisface en buena medida los juegos colectivos con balones.
El balón como aparato lúdico, se conoce ya desde hace mucho tiempo, los pueblos de la antigüedad, los chinos, los egipcios, los romanos, los ingleses, y hoy nosotros usamos este como método de disciplina, cultura, ritos, diversión. El fútbol, en sí, empezó su conquista a mediados del último siglo, desde Inglaterra. Este se extendió rápidamente en Europa Occidental y en Europa del Este.

En su forma moderna, el fútbol proviene de un acuerdo de caballeros que doce clubes ingleses sellaron en el otoño de 1863, en una taberna de Londres. Los clubes hicieron suyas las reglas que en 1846 había establecido la Universidad de Cambridge.

Entonces el juego que había comenzado, como eso, pasó a reglamentarse, poco a poco se vendría a organizar un juego que pareciese desde sus raíces naturalmente desorganizado. El Antropólogo de la Universidad de Antioquia, Luis Martínez, dice entonces que el fútbol tiene dos facetas: “es un deporte sometido a sus propias reglas y retos, y es un fenómeno festivo. Como deporte está regido por reglas sencillas y claras que todo el mundo es capaz de comprender, y que los que participan del juego, tanto jugadores como espectadores, saben que deben respetar. Las reglas son inmutables, no se ponen en discusión cada partido. Pero a pesar de estar sometido a un conjunto de reglas, no es un acontecimiento frío y racional, no es lógico. Segundo, el fútbol es también un fenómeno festivo multitudinario que congrega a poblaciones enteras. Lo es desde el momento en que el acontecimiento deportivo implica una ruptura con la cotidianidad”.

Pero ¿por qué el hombre y el niño juegan fútbol? Luis dice: “El hombre desea ser libre y eso lo logra en gran parte en el deporte. El juego es libre, es libertad. En la esfera del juego, las leyes y los usos de la vida ordinaria no tienen validez alguna. El ejercicio físico o el deporte constituyen la actividad vital natural por excelencia, siempre espontánea, sin restricciones, sin fin definido, lo cual permite la libre transformación de la energía disponible”.

Surge desde entonces una discusión acerca del fútbol y de lo que posteriormente se fue convirtiendo, muchos dicen que este es un juego y que como juego no debe estar atravesado por el negocio, otros dicen que es inevitable. Lo cierto es que desde la profesionalización de los jugadores de este deporte, que inicia desde que se empieza a pagar por jugar y a cobrar por ver jugar, muchos factores internos y externos pasaron a incorporarse al jugador y a quien desea desde niño serlo.

La preocupación principal está en los niños, puesto que estos al fútbol lo ven como inicialmente fue, y sus deseos no van acompañados de la racionalidad de lo posible. Ya no es sorprendente la compra de un niño de 10 años por parte de un equipo que paga una gran suma de dinero para poder incorporarlo al club. Tampoco es extraño ver a un padre exigiendo al máximo al niño porque lo ve con alguna capacidad de ser profesional.

El psicólogo Bernardo Stamateas dice que un jugador y menos un niño se pude despojar de sus crisis y conflictos al jugar un partido porque este siempre juega con sus emociones y todo aquello incide. Un joven con conflictos familiares es muy probable que lleve eso a la cancha y se autoexiga. Lo afectivo influye en el deporte. “Hay que desbloquear los conflictos y las presiones que vienen de la gente, los padres, hinchada. El jugador sufre con estas presiones. Existe también un miedo, el miedo a fallar, muchas veces impuesto por la exigencia del padre. Muchos chicos que entran a la cancha, van con la idea de ser el mejor o sino el peor”.
Entonces, aparecen las escuelas deportivas que tienen un deber, el de llevar un proceso formativo sano, sin exigencias desacordes con la edad del participante y en donde se estimulen otros procesos distintos a la competición.

A través de la historia, es posible encontrar huellas de la existencia de escuelas de formación deportiva. Es el caso de las escuelas Wushu en la antigua China, la escuela y la palestra en la Grecia clásica, la casa Giocosa en la Italia renacentista y las más variadas instituciones de la actualidad. En estas escuelas, el niño era guiado y entrenado para dominar sus impulsos, para fortalecer su voluntad, para desarrollar sus habilidades y sus cualidades. Se dice que la escuela Wushu es la evidencia más antigua de la existencia de las escuelas de formación deportiva, esta estaba especializada en artes marciales. El fútbol no sería la excepción y el interés en formar a jóvenes y niños en aquel deporte creció.

En Colombia las escuelas de formación deportiva han tenido un incremento notable en cuanto a números y especialidades, animadas por el deseo de algunos ex jugadores de fútbol y las ganas de algunos padres por ver a sus hijos recrearse.

El Ministerio de Educación Nacional a través de Coldeportes ha definido unos lineamientos teóricos que deben enmarcar las escuelas de formación deportiva. Según esta entidad, las escuelas de formación deben considerarse como “estructuras de carácter pedagógico fundamentalmente deportivas encargadas de la formación intelectual, física, técnica y social, que mediante programas sistematizados orienten y proyecten al mayor número de niños a incorporarse al deporte de rendimiento en forma progresiva”. Dicen además, que la formación estará dividida en tres fases, la de iniciación deportiva con énfasis en lo psicomotriz sugiriendo como medios a la recreación, la irradiación y la rotación deportiva, en segundo lugar establecen la fase de fundamentación deportiva y en tercer lugar define una fase a la que llaman de técnica y competencia.
Sin embargo, pese a considerar tres niveles fundamentales en la promoción del deporte infantil y pre juvenil, no determinan un enfoque pedagógico específico ni elementos orientados que lo hagan posible.

Además, algunas de sus expresiones como los juegos interescolares y los Intercolegiados o los festivales nacionales de escuelas deportivas, son señales de que el concepto va en dirección contraria a su aplicación, al fomentar excesivamente la competencia en detrimento de la formación integral y al no producir siquiera por este camino lo deseado.

Adolfo Téllez, ex jugador de fútbol y ahora creador y director de la escuela de fútbol Adolfo Téllez, que fue fundada en 1996 y de la que han salido jugadores como Jorge Luis Ramos, que juega en Santa Fe, Miguel Torres quien jugó en el Junior de Barranquilla, Aldair Palencia y Jasser Chávez quienes juegan en el Bogotá F.C, aclara que para llevarse a cabo una buena labor en la formación deportiva, “debe conocerse el desarrollo psicomotor de los niños en cada una de las etapas. Por tanto un plan de iniciación y formación deportiva en fútbol debe contar con actividades que refuercen básicos del movimiento, las capacidades y cualidades físicas y la actitud para vivir en comunidad y conformar equipo. Hay que tener en cuenta primero que todo que hay que estimularle al niño el amor por el deporte y que con este se ayuden a otros procesos como el juego limpio, la amistad, el respeto y la disciplina”. Además, Téllez considera que debe existir un buen clima entre padres y entrenadores porque dependiendo de ello el proceso formativo será óptimo.

Los padres son los que generalmente transmiten el amor por el fútbol a sus hijos y quienes acompañan el proceso de formación de ellos. Puede ser entonces, beneficioso para el niño si el acompañamiento es adecuado y puede convertirse en un problema si dicho acompañamiento viene cargado de exigencias.
Muchas veces no existe un acompañamiento del padre debido a los pocos recursos con los que muchas comunidades cuentan y quizás el talento de muchos de ellos se pierde. En otros casos, los niños son impulsados por otras personas.

Sin embargo, en las comunidades de bajos recursos es donde los niños y jóvenes más necesitan practicar este deporte, lastimosamente no cuentan con el apoyo de sus padres, pues la motivación viene por parte de un líder comunitario que los impulsa a hacer realidad sus sueños. “Los niños de estratos bajos no cuentan con el apoyo ni la motivación de los padres, el acompañamiento se ve más que todo en jóvenes de estrato medio”, así lo expresa María Emireth García, profesora del Colegio Didascalio Hermana Josefina Serrano.

Eduardo Lázaro, psicólogo deportivo, dice que todo jugador debe tener o tiene un círculo de acompañamiento en su proceso deportivo, sean padres, entrenadores, psicólogos, directivos, etc. Y este círculo debe ser congruente en sus acciones, sobre todo en la niñez. “Cuando ellos ven cosas en su entorno que son incoherentes, entonces se pierden, porque no tienen la capacidad todavía de razonar o entender muchas cosas. Hay que tener en cuenta a qué edad se desarrolla el cerebro de las personas, que es alrededor de los 20 años. Muchas veces queremos que un niño de diez años entienda todo. No se puede llenar de tecnicismos al niño, en cambio, la parte emocional del ser humano se desarrolla mucho antes y ahí hay que trabajar. Cuando a un niño se le dice que lo hizo mal o lo hizo bien, entenderá emocionalmente, se sentirá bien o mal pero no logrará interpretar el porqué. Se lo puede confundir si por ejemplo el entrenador le dice que lo hizo bien y el padre que lo hizo mal”.

El niño es el centro, a su alrededor, padres y entrenadores deben funcionar bien. Cuanto más afecto positivo hay en el padre, será mayor el rendimiento del niño, estará más dispuesto al aprendizaje. Al niño se le piden cosas que él pueda hacer, no su entorno.

Carlos Cadavid, padre de Simón Cadavid, un niño de 10 años, jugador de la escuela de fútbol Adolfo Téllez, dice que ve en su hijo un gran potencial y que puede llamar la atención de equipos de fútbol, pero que sabe que no puede llenarle la cabeza de ideas de fama y dinero a su hijo. “Primero que juegue, que disfrute, que lo hace muy bien, si se da lo del profesionalismo, bienvenido sea, si es lo que quiere”.

La relación entrenador-padre de familia es fundamental si tomamos lo que dice Eduardo Lázaro. Tratar de no confundir al niño viene a ser importante si se desea un buen desarrollo humano, además del futbolístico. 


Juan Pablo Pochettino, profesor de educación física y entrenador de fútbol, cuenta que: “Hay distintos tipos de padres y su influencia puede ser positiva o negativa. Los extremos (el que presiona o el desinteresado) nunca son buenos, el ideal es el padre equilibrado, que acompaña pero entiende que el nene está jugando y lo deja libre, disfrutando”.

“A medida que el fútbol se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil y es inútil lo que no es rentable. A nadie da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño por un rato jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con la lana. Juega sin saber que juega, sin motivo, sin reloj y sin juez” Eduardo Galeano, Fútbol a sol y sombra.

Estas palabras del escritor Eduardo Galeano dan pie para afirmar que el fútbol, inevitablemente se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo y como negocio, el desarrollo humano integral pasa a segundo plano.

En medio está el niño, lleno de ilusiones pero que todavía no comprende la tecnocracia del deporte, el niño no comprende del orden y sale y gambetea a todo el equipo rival, así las indicaciones del entrenador sean otras, el niño solo juega para y con el balón, el niño es libre.

Con la promesa de la venta o compra de un jugador vienen una serie de asuntos que no se pueden dejar pasar u olvidar. El joven que antes jugaba por el pleno disfrute del movimiento de sus extremidades y el toque de una pelota, ahora juega por el pago que supone jugar en un club profesional. Lo que no quiere decir que este no disfrute cuando juega, pero, las exigencias son diferentes y las formas de tomar la victoria y la derrota también. El joven es exigido a ganar sí o sí, por eso le pagan.

Hay quienes viven exclusivamente del fútbol y sus familias también. El joven que es el sustento de su familia por medio del fútbol, es una persona más angustiada y preocupada. Y un jugador preocupado y angustiado es común que no juegue como se supone podría hacerlo. El joven juega con toda la seriedad del caso y bajo las normas impuestas del profesionalismo, con el orden de este y con la imposibilidad de hacer lo que antes podía.

Dice el ex jugador argentino, Diego Latorre que: “Ahora el éxito es un mandato social y familiar. La necesidad económica y la poca satisfacción personal le transfieren una obligación al joven que antes disfrutaba plenamente el juego”.

El antropólogo Luis Martínez añade que: “La actitud del jugador profesional no es ya la auténtica actitud lúdica, pues están ausentes en ella lo espontáneo y lo despreocupado”.

Dante Panzeri, quien fuera uno de los periodistas deportivos más importantes de Argentina, en su libro, Fútbol, dinámica de lo impensado cuenta que: “El juego se ha hecho demasiado serio y el estado de ánimo propio del juego ha desaparecido más o menos de él. En el deporte nos encontramos con una actividad que es reconocidamente juego y que sin embargo, ha sido llevada a un grado alto de organización técnica, de equipamiento material, de perfeccionamiento científico, que en su práctica pública colectiva amenaza con perder su auténtico tono lúdico”.

Juan Pablo Pochettino, por su parte dice que “si bien muchas veces se hace referencia en estas edades a posibles ventas y a la chance de vivir como un profesional del deporte, creo que no toman una real dimensión de lo que estamos hablando y sólo se imaginan la fama, que es lo que se ve por los medios de comunicación”.

La fama y el dinero del cual decía Eduardo Galeano eran condiciones que el niño deseaba. “Al jugador profesional le pagan por divertirse, es la envidia de todos, ¿quién no desearía que le pagaran por divertirse y reír mientras se trabaja? Sale en todos los periódicos, en la televisión, en la radio. El niño quiere imitarlo. Este profesional que al inicio jugaba por placer, ahora es remunerado por aquel placer, ahora juega por el deber de trabajar”.

Mateo Calderón, es un joven que ha estado involucrado en el mundo del fútbol desde pequeño, ahora es parte de la selección Itagüí categoría libre y dedica su tiempo libre a cosas productivas como el deporte. Dice que hace lo que le gusta, le pone empeño y disciplina a la vida en muchos ámbitos. Con el equipo ha aprendido a compartir ideales y a luchar por sus sueños en conjunto.

Sus aspiraciones siempre han sido las mismas, “ser profesional en lo que hago y no dejar de practicar el deporte. He pensado muchas veces ser jugador por plata, es que no hay nada que lo llene más a uno en la vida que le paguen por lo que más le gusta hacer”.

Entonces al niño, que sueña con ser jugador de fútbol profesional se lo debe educar y formar adecuadamente, sabiendo que es muy probable que no llegue al profesionalismo, sabiendo que si tiene capacidades para llegar a serlo no hay que exigirlo más que al resto. Y es ahí donde las escuelas deportivas tienen un rol importante que abarca los beneficios que tiene el jugar al fútbol, el de relacionarse adecuadamente, el de la disciplina, el de la responsabilidad pero sobre todo el del disfrute y la libertad.

Así mismo, el fútbol más que deporte y diversión, debe ser un motor por el cual los jóvenes quieran salir adelante, pensando también en sus estudios. Esta resulta ser una de las condiciones de la escuela de fútbol Weschester F.C. de Itagüí, dice uno de los entrenadores, Leonardo Gómez. Esta tiene entre sus prioridades el excelente rendimiento de sus jugadores en sus respectivos estudios académicos. Así lo afirma Danilo Góez, integrante de la escuela.

“La mayoría de los que están en el equipo hacen parte de un proyecto de la Alcaldía de Itagüí con el Real Madrid para montar escuelas formadoras de jugadores, los cuales tengan estrecha relación con el estudio ya que si no estudian y no rinden no pueden hacer parte de los posibles premios como viajar a España a conocer el equipo. Esta vinculación fue creada para motivar a los jóvenes a entrenar bien y a no descuidar el estudio porque por algo se dice que los mejores jugadores del mundo son los más inteligentes”.

Al practicar deportes desde temprana edad la energía y la motivación se elevan haciendo que los chicos se vuelvan más activos en varios aspectos de su vida. “Los pelaos sienten esas ganas de estar detrás de la pelota todo el tiempo y cuando pertenecen a una escuela de fútbol su desempeño es superior al de los demás. Por lo general se trata de hacer ese balance entre el deporte y el estudio, pero siempre lo sacan adelante, tienen más motivación que el resto de estudiantes y a veces eso puede ser maluco porque se sienten superiores y quieren hacerse notar frente a los otros niños”, dice María Emireth.

Las escuelas deportivas tienen gran responsabilidad a la hora de formar a los niños y jóvenes, pues ahora más que jugadores lo que se pretende es formar personas íntegras que sean de bien para la sociedad. Así lo demuestra el Weschester FC, quien en su afán de tener buenos jugadores, tampoco deja de lado la educación en cuanto a calidad de personas. “La filosofía es clara, hacer especial énfasis en el trabajo en equipo, dejando de lado las individualidades y de igual manera busca formar el carácter de sus miembros y el desarrollo de su personalidad, pero siempre respetando al rival”. Dice Alexander Díaz, otro de los entrenadores de la escuela.

Y agrega: “Los pequeños llegan a una escuela con el fin de aprender, todo es un proceso donde se empieza con lo básico, como el tipo de pase o como debe manejarse el balón. A medida que se va avanzando, se cree que ya no hay nada más que enseñar, pero pasa lo contrario, cuando los jóvenes llevan determinado tiempo en una escuela, lo que se empieza a hacer es un proceso correctivo, donde se empiezan a pulir detalles que contribuyan al buen desempeño y rendimiento del jugador”

La Fédération Internationale de Football Association conocida mundialmente con las siglas FIFA, ha establecido en un manual ciertos lineamientos por los cuales toda escuela formadora de fútbol en categorías infantiles debería cumplir. En el documento titulado Manual de Fútbol Base de la FIFA, este estamento recalca la importancia de la estimulación del juego en edades tempranas.

Su presidente, Joseph Blatter, dice que una de las misiones de la FIFA es “desarrollar el juego” y hacer llegar el fútbol al gran público es el principal objetivo del programa de fútbol base de la FIFA. “El juego, la interacción, la reunión y el hecho de compartir son los valores que fomentamos, además de la diversión sobre el terreno de juego, por supuesto. Para algunos, el fútbol base se resume en actividades recreativas; para otros, consiste en la práctica del fútbol en un club o en el entorno escolar, con entrenamientos periódicos y partidos al final”.

Es evidente que no todos estos jóvenes jugadores serán estrellas el día de mañana y que no todos tienen los atributos para convertirse en profesionales. Por tanto, no se trata de organizar sesiones de entrenamiento intensivo o imponer nociones tácticas complejas, puesto que podría revelarse como un factor disuasorio.

El programa de fútbol base reitera que los niños no son pequeños adultos y que el concepto debe ser el de aprender jugando con la ayuda de un entrenador-educador.

Al hablar de la misión del entrenador-educador, el manual dice que es la de garantizar el desarrollo del niño en diferentes ámbitos: deportivo, social, psicológico y educativo. Para lograr esto es necesario el conocimiento del niño, sus características, tener en cuenta su edad y sus capacidades.

El entrenador-educador debe transmitir desde la más temprana edad una educación deportiva sobre la base del respeto y el juego limpio. Desarrollar una mentalidad basada en el placer de jugar y la voluntad de progresar. Además, claro, de tener conocimientos básicos de fútbol (juegos reducidos, juegos de entrenamiento, el aprendizaje de gestos técnicos).

Se mencionan cinco fundamentos de una práctica exitosa del fútbol. El sentimiento de seguridad, el sentimiento de ser bienvenido, el sentimiento de ser buen jugador, el sentimiento de pertenencia a un grupo, el sentimiento de ser importante. Es labor de entrenadores y todos los responsables del proceso asegurar esto.

También dice lo que no se debe hacer, entre estas están: gritar constantemente al niño, querer que jueguen como si fueran adultos, dar explicaciones demasiado largas, proponer objetivos técnicos ambiciosos para la edad, interrumpir el juego constantemente y darle demasiada importancia al resultado.

Pero no es sólo misión del entrenador, también es importante mencionar a los padres. El Manual de fútbol base recuerda a los padres que deben animar antes que forzar u obligar y que nunca deben reprender al niño por haber cometido un error.

Es entonces, primordial por parte de los mayores, generar espacios o encuentros en donde el niño se desarrolle en cuanto a sus gustos, en este caso el deporte. Procurarle condiciones para que puedan entregarse a él como su pasatiempo preferido. En primera instancia, está el colegio, en segunda, llevarlos a un club o escuela deportiva. Los padres promueven el juego en casa, este deporte también es generacional.

Juan Pablo Pochettino dice que, “como bien lo dice su nombre, las escuelas formativas de fútbol tienen un rol formativo, educador, pensando en el chico como una persona que quizá llegue a ser futbolista pero quizá no. No son muchas las escuelas realmente formativas, con docentes del fútbol preparados para esta tarea tan fundamental”.

Y añade que: “Lo ideal es formarse, prepararse, aprender, ser autocrítico, tener ganas de crecer. Pero entendiendo que el principal actor es el nene y no el entrenador. En edades infantiles los chicos tienen que jugar, divertirse, pasarla bien, con amigos. El tiempo de la niñez no se recupera, muchas veces somos los adultos quienes pretendemos acelerar esa etapa y hacerlos jugar como grande”.

El fútbol como espectáculo deportivo masivo, cuenta cada vez más con jugadores adoctrinados para tomar cada vez menos riesgos en la creación de una jugada generando una gama baja de emociones en el desarrollo de los partidos y una lógica racional cada vez más exacerbada. El éxito o la derrota pueden generar sensaciones de alegría o tristeza que pueden durar por mucho o poco tiempo, pero la emoción en cambio, está ligada a lo inmediato, al goce o al dolor que puede despertar una acción espontánea y el fútbol contiene como una de sus cualidades más preciadas: " una dinámica de lo impensado", como decía Dante Panzeri. El niño no lo sabe y al no saberlo, sabe que es en esencia el fútbol, él sólo tiene la opción que le gusta, jugar y disfrutar jugando.

Autores:

Luis Manuel Rojas Ramírez
Giseth García Ospina

Fuentes:
Adolfo Téllez: Ex jugador y entrenador de una escuela de fútbol.
Juan Pablo Pochettino: Profesor y entrenador de fútbol
Bernardo Stamateas: Psicólogo
Luis Lázaro: Psicólogo deportivo
María García: Profesora
Danilo Góez: Jugador de escuela de fútbol
Mateo Calderón: Jugador de escuela de fútbol
Carlos Cadavid: Padre de un niño jugador de escuela de fútbol
Diego Latorre: Ex jugador de fútbol
Manual de fútbol base de la FIFA
Coldeportes
Libro: Dante Panzeri, Fútbol dinámica de lo impensado.
Libro: Eduardo Galeano, Fútbol a sol y sombra.
Libro: La pelota no dobla, César Torres y Daniel Campos
Página web: http://www.futbolformativo.com.ar/
Mario Corbella: El comienzo del fútbol de hoy.
http://diarium.usal.es/mariocorbella/2010/10/23/el-comienzo-del-futbol-de-hoy/
Julián Ponisio. El futbolista en la época de la profesionalización
Documental: Fútbol base.
Alexander Díaz. Entrenador de la escuela de fútbol Weschester F.C
Leonardo Gómez. Entrenador de la escuela de fútbol Weschester F.C.

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Hipertrofia muscular en el futbolista


El futbolista debe poseer una estructura corporal importante debido al contacto que posee en el juego. De hecho, se ven jugadores cada vez más fuertes y con grandes habilidades para chocar, traccionar, cargar o ser cargado. Ahora bien, ¿el entrenamiento tradicional de hipertrofia contribuye con estas acciones específicas del deporte? ¿Qué tipo de hipertrofia es funcional a un jugador de fútbol? ¿Los métodos y medios de entrenamiento utilizados para mejorar estas prestaciones, son los correctos?

La hipertrofia es el aumento del tamaño de las fibras musculares. Willmore y Costill (1), mencionan dos tipos de hipertrofia, una temporal y otra crónica. La primera, se refiere al proceso inflamatorio muscular que se tiene inmediatamente después de la sesión de entrenamiento, donde se acumulan fluidos que luego de un tiempo corto se pierden en el plasma sanguíneo. La segunda, se presenta como el incremento del tamaño muscular, producido por el trabajo contra resistencias de manera repetida, generando cambios estructurales en los músculos.

De acuerdo al lugar de la fibra muscular donde se genera la hipertrofia Verhoshansky (2) menciona otra clasificación. Hipertrofia sarcoplasmática e hipertrofia del sarcómero.

La primera implica a las proteínas no contráctiles, aumentando el volumen del plasma semifluido entre las fibras musculares. En la segunda, se produce un incremento del tamaño y número de los sarcómeros, aumentando la densidad de la zona de las miofibrillas produciéndose una mayor capacidad para realizar un esfuerzo muscular.

El sarcoplasma, entre otras cosas, está constituido por glucógeno, mitocondrias, enzimas, ácidos grasos y agua. En la hipertrofia sarcoplasmática el aumento del diámetro de las fibras musculares podría ser explicado, en parte, por un incremento de las organelas antes mencionadas. Cuando un sujeto realiza un ejercicio con cargas sub máximas, mayores a seis repeticiones y con pausas menores a dos minutos, utiliza glucógeno como combustible atrayendo una gran cantidad de agua. Acumulándose este líquido en el músculo.

Cuando se utilizan más de seis repeticiones en un ejercicio de pesas, las cargas son moderadas no llegando a generar un importante reclutamiento de unidades motoras, por lo cual el incremento de fuerza es pobre, respecto a trabajos máximos o sub máximos.

Sin embargo, cuando se realizan entrenamientos con cargas elevadas, por debajo de seis repeticiones también se genera incremento de las organelas sarcoplasmaticas, aunque los niveles de fuerza alcanzados son mayores, ya que se reclutan muchas unidades motoras. Esto produce el incremento del tamaño de la sección transversal del músculo a expensas de las estructuras contráctiles.

De este modo, aunque se pueda direccionar el entrenamiento para favorecer la predominancia de un tipo de hipertrofia, no se puede pensar en que existe una sin la otra.



Tren inferior


El futbolista necesita efectuar tanto, golpes al balón, como aceleraciones constantes a grandes velocidades, para ello es necesario que posea buenos niveles de fuerza explosiva. Entonces… ¿Sería útil programar ejercicios de tren inferior con el objetivo de aumentar la masa muscular sin destinarlo hacia el reclutamiento de fibras rápidas? La respuesta es no. (2)

Debido a que no hay relación directa que a mayor masa muscular, mayor potencia. Por lo tanto, no formaría parte del plan el agrandamiento de la masa muscular del tren inferior.

Teniendo en cuenta que cualquier entrenamiento de fuerza en los deportes explosivos tendrá el objetivo de mejorar una o varias de las siguientes expresiones de fuerza y velocidad: fuerza máxima, fuerza explosiva o máxima potencia. (3)

Se deben encontrar ejercicios que produzcan hipertrofia selectiva de las fibras rápidas. Existen ejercicios con sobrecarga que permiten reclutar predominantemente fibras rápidas y de este modo no lograr una hipertrofia indeseable en las fibras lentas o una atrofia de las fibras tipo 2b (4).

Las adaptaciones nerviosas acompañan siempre a las ganancias en fuerza que resultan del entrenamiento contra resistencias, pero la hipertrofia puede estar o no presente (2).

Con respecto a las repeticiones Wilmore y Costill (1) mencionan que independientemente de la intensidad que se utilice, la reducción de la velocidad del ejercicio comienza a ser significativa cuando se efectúa el 30% del número posible de repeticiones realizables. Por lo tanto, las repeticiones nunca podrán excederse más allá de tres o cuatro, ya sea para los saltos o ejercicios derivados del levantamiento de pesas, destinados a mejorar la fuerza explosiva, o ejercicios como la sentadilla o prensa destinados a incrementar o mantener los niveles de fuerza máxima.



Tren superior

El futbolista requiere de una mecánica de empuje, una de tracción, y otra de sostén. Donde en situaciones de partido se ven implicadas de manera simultánea o sucesiva. Es interesante entrenarlo por un lado en la sala de musculación y por otro con movimientos específicas del juego, donde además de la utilización del tren superior para generar fuerza se impliquen desplazamientos o movimientos propios del fútbol.

Con respecto al trabajo que se realiza en la sala de musculación es importante considerar que si se realizan repeticiones mayores a seis con un peso moderado, el combustible predominante es el glucógeno.

Además las ganancias de fuerza serán bajas, debido a la poca solicitación de unidades motoras.

Siempre y cuando la estructura corporal de los futbolistas lo permita, es necesario generar adaptaciones neurales, para que las ganancias de fuerza sean mayores.

Ejercicios en donde se utilicen cargas altas, sumados a ejercicios pliométricos podrían ser más beneficiosos para cumplir este objetivo.

Si bien un trabajo en la sala de musculación es beneficioso, deberían entrenarse los gestos específicos en el campo, generando tracciones y empujes, trasladando la fuerza desde el núcleo corporal hacia las extremidades.

Para estos trabajos los medios de entrenamiento que pueden utilizarse son el medicine ball, pelota suiza, bandas elásticas, peso corporal propio, peso corporal de otro compañero.

En los días previos a la competencia se podrían realizar ejercicios con más repeticiones utilizando cargas ligeras, evitando la depleción glucogénica.

Conclusiones

- No se puede aislar una hipertrofia sarcomérica de una hipertrofia sarcoplasmática.
- Las cargas altas de entrenamiento generan adaptaciones neurales (coordinación intramuscular), generando así importantes ganancias de fuerza.
- Las cargas moderadas de entrenamiento, aunque generan hipertrofia no son las que producirían importantes ganancias de fuerza.
- En el tren inferior se deberían realizar repeticiones por arriba de 4.
- En el tren superior el entrenamiento con cargas moderadas no generan todas las adaptaciones que requiere el juego. Para ellos deberían programarse también trabajos pliométricos.

Autor: Prof. Cristian Sidotti
Fuente: ISDe Sports Magazine. Junio 2013, Vol. 5, número 17

Referencias:
- Wilmore J, Costill. D. Fisiología del esfuerzo y del deporte. 6ta ed. Barcelona: Paidotribo; 2010.
- Verhoshansky Y, Siff M. Superentrenamiento. Barcelona: Paidotribo; 2004.
- López Chicharro J, Fernández Vaquero A. Fisiología del ejercicio. 3ra ed. Madrid: Panamericana; 2006.
- Cappa D. Entrenamiento de la potencia muscular. (sitio en internet) Disponible en: http://es.scribd.com/doc/31887944/Entrenamiento-de-La-Potencia-Muscular. Acceso el 17 de junio 2013.

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